Para comprender de una manera fácil qué es el emprendimiento social podríamos definirlo con una frase: un negocio que nace con la intención de contribuir a un mundo mejor.
A pesar de que el emprendimiento social viene de lejos, por ejemplo, las cooperativas rurales, es ahora cuando se empieza a estudiar más este fenómeno al que cada vez se acogen más start up, organizaciones e incluso Gobiernos. Más allá de la intención de estas empresas de mejorar el mundo, esta sería la definición de emprendimiento social:
El emprendimiento social es un modelo de negocio que no está reñido con la rentabilidad y que persigue financiar con su acción el desarrollo de soluciones a los problemas sociales, culturales y ambientales.
Tradicionalmente, la función social se ejercía por parte de las ONGs (organizaciones no gubernamentales sin ánimo de lucro) o bien por la propia administración. Las primeras, se financian con donaciones y con ayudas gubernamentales, mientras las administraciones lo hacen con fondos públicos.
En este panorama, el emprendimiento social aparece como una forma empresarial, a medio camino entre las empresas (cuyo principal fin es el lucro) y las ONGs (que por definición no buscan los beneficios empresariales más allá de la autofinanciación).
Con el cambio de la mentalidad de la sociedad hacia los valores y acciones individuales como motor para conseguir un mundo más justo, el emprendimiento social ha ganado terreno y se ha hecho cada vez más visible. Se trata de un modelo de negocio con un fin social (empoderamiento de un colectivo, soberanía alimentaria, redistribución de la riqueza…), pero que no está reñido con la rentabilidad y que, de hecho, busca ser rentable.
4 características del emprendimiento social
1. Equilibrio entre rentabilidad y fin social
El modelo de negocio del emprendimiento social se apoya igualmente en el sistema capitalista en el que operan las empresas. Eso sí, al perseguir un bien social deben velar también porque los objetivos se cumplan en este sentido.
2. Ecosistema de apoyo
El emprendimiento social cuenta con sólidas redes de apoyo comprometidas con su causa. Obtienen beneficios por varias vías: beneficio empresarial, ayudas gubernamentales en forma de subvenciones por su labor social o donaciones particulares (sobre todo en su lanzamiento, mediante micromecenazgo o crowdfunding).
3. Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
La mayoría de las empresas sociales persiguen alguna de las metas que las Naciones Unidas han recopilado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Entre ellos, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, energía no contaminante, acción por el clima, producción y consumo responsable o resolución de las desigualdades.
4. Más allá de la RSC
No hay que confundir el emprendimiento social con la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). La RSC es una forma de dirigir las empresas, basada en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre todo su entorno. Si bien se ha convertido en una parte importante de las empresas- la legislación obliga a las grandes compañías a destinar una parte de sus beneficios a ello- no constituye su fin último, sino un vehículo más para alcanzar sus objetivos.
Comprender el emprendimiento para emprender mejor
Finalmente, es importante remarcar la importancia de conocer cómo funciona el emprendimiento antes de emprender. Estudiar los mecanismos, las subvenciones existentes, cómo analizar el ecosistema empresarial o cuáles son los requisitos legales nos ayudará a transitar de forma más segura, rápida y eficiente por el camino del emprendimiento.
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