Hoy en día existen muchas metodologías que ayudan a gestionar eficazmente los proyectos de las empresas reduciendo al máximo los errores que se pueden llegar a producir durante todo el tiempo de ejecución.
Sin embargo, no todas son igual de útiles o se adaptan al proyecto en cuestión, de ahí surge la necesidad de encontrar aquellas que sirvan realmente para cada caso.
Las más utilizadas por las empresas son el Diagrama de Gantt, el método de la cadena crítica o Scrum, por eso en este artículo vamos a explicarlas de forma más detenida.
Diagrama de Gantt
Es una de las metodologías más antiguas y que más se emplea en la actualidad.
Su gran ventaja respecto a otras es que es muy simple, de hecho es perfecta para los que están iniciándose en la dirección de proyectos.
Consiste en un gráfico que tiene dos variables (horizontal y vertical) las cuales se usan para determinar el tiempo en el que se tiene que hacer las tareas y por otro lado en qué consisten dicho trabajos específicos.
Esto permite ver a golpe de vista y de forma muy clara como va el proyecto a nivel global, además del desarrollo en cada una de las etapas marcadas por el Project manager. Es ideal usar el Diagrama de Gantt cuando son proyectos grandes o de tamaño medio.
Uno de los pocos inconvenientes es que no permite hacer muchas modificaciones, además de que no se pueden establecer prioridades.
Cadena crítica
A diferencia del diagrama de Gantt, es una de las metodologías más nuevas que existen. Destaca porque sirve para proyectos que tienen un alto nivel de dificultad ya que simplifica considerablemente su ejecución y control.
Se centra mucho en los recursos que tienen los grupos de trabajo, tanto de tiempo, dinero como de herramientas. Busca aquellas actividades que marcan cuanto puede llegar a durar todo el proyecto.
Una vez establecido el tiempo máximo, se intenta acortar los plazos de esas actividades dividiéndolas por fases.
Una de sus grandes ventajas es que un sistema muy flexible, de ahí que sea tan utilizado.
Metodología Scrum
Se trata de un conjunto de tareas que ayudan a trabajar en equipo con el fin de conseguir el mejor resultado. Es muy ágil y flexible, y es tan utilizada porque incrementa los niveles de productividad y la calidad de todos los procesos.
Se basa en tres pilares fundamentales la transparencia, inspección y adaptación. Esto permite hacer un control constante de la manera en la que está evolucionando el proyecto.
Cada una de las personas que está implicada tiene acceso a lo que está ocurriendo, esto es muy útil ya que ayuda a detectar los posibles problemas que pueden surgir durante la ejecución. Además en el caso de que haya que cambiar algo, el equipo se reajusta para que se pueda alcanzar el objetivo propuesto.
La gestión de cualquier proyecto es muy complicada, por eso formarse en este aspecto es clave para llevar a cabo cualquiera trabajo de este tipo es fundamental para tener éxito.