¿Cuántas veces hemos escuchado que tenemos que salir de nuestra zona de confort? Romper esas barreras y descubrir nuevos horizontes no es tan fácil, así que lo primero que hay que hacer para abandonar esta zona mental es estar dispuesto a ello y ser consciente de que algunos cambios pueden ayudar a que nos sintamos más orgullosos de nosotros mismos.
Aunque muchas veces se anima a salir de la zona de confort como si este espacio fuera algo malo, no es necesariamente así. De hecho, son unos límites en los que nos sentimos cómodos y a gusto. Pero, en muchas ocasiones, esta comodidad hace que nos quedemos fuera de nuestra “zona de mejora”.
¿Qué es la zona de confort? Muchos teóricos lo ilustran como una caja, dentro de la cual vivimos una vida que no da lugar a la improvisación. Independientemente de que seamos felices o infelices dentro de ella, es cierto que actuar con este “piloto automático” activado limita el crecimiento personal y nos hace sentir en cierto modo “anclados”.
Salir de nuestro espacio de comodidad da miedo, pero detrás de las fronteras que nos hemos impuesto en el día a día nos pueden esperar, no solo experiencias que nunca habríamos vivido o personas que no hubiéramos conocido, sino también un aumento de confianza en nosotros mismos y una mayor satisfacción al afrontar retos personales y profesionales.
Entonces, ¿cómo salir de mi zona de confort? Desde IEP te damos algunos consejos para enfrentarte a este crecimiento personal de una forma sana y enriquecedora. ¡Vamos con ellos!
1. Multiplica tu rendimiento
¿Alguna vez has sentido que cuanto más haces más quieres seguir haciendo? O todo lo contrario. Si tienes la sensación de que estás haciendo “lo justo”, desafíate con nuevas actividades que siempre habías querido probar, pero para las que pensabas que no te quedaba tiempo.
2. Enfréntate a nuevos retos
Abandonar la zona de confort tiene que ver con enfrentarnos a retos y a los miedos que puedan frenarnos. Define cuáles son tus metas, las acciones que debes llevar a cabo para conseguirlas y el tiempo en el que te gustaría alcanzarlas (sin ser demasiado exigente, pero tampoco muy flexible, ¡al final se trata de un desafío!).
Por ejemplo, muchas personas optan por ampliar su formación con cursos que siempre habían tenido en mente, con una carrera universitaria o con una formación complementaria, como un máster o un MBA. Emprender un nuevo negocio puede suponer un reto incluso mayor, pero antes te recomendamos que tengas claro cómo vas a llevarlo a cabo. En esta formación puedes aprender a convertir tu idea innovadora en un negocio real.
3. Prueba a cambiar tu entorno
Puedes salir de tu zona de confort sin cambiar nada de lo que te rodea, aunque variar el entorno te impulsará sin duda a hacerlo. Una estancia en el extranjero para aprender el idioma, una ruta con los viajes que siempre habías tenido en mente o, simplemente, acudir a lugares dentro de tu zona que nunca habías visitado. En definitiva, cambiar tu recorrido habitual para explorar nuevas fronteras, también geográficamente hablando.
4. Conoce a gente nueva
Moverte por ambientes y espacios que no son los habituales te llevará a conocer a gente con la que, de otra forma, probablemente, nunca habrías coincidido. Aprovecha esta oportunidad para aprender de ellos, enfrentarte a otras formas de pensar y enriquecerte con las diferencias que podáis tener.
5. Haz actividades en solitario
Salir de la zona de confort tiene que ver muchas veces con enfrentarnos a ciertas situaciones en solitario. Es muy posible que las personas de tu entorno más cercano no tengan los mismos gustos que tú. Perder ese miedo a ir al cine sin acompañante, realizar un viaje en solitario o acudir a un taller sin tu grupo de amigos son algunas actividades con las que es posible que no te sientas muy cómodo al principio, pero que pueden ayudar a romper esa barrera del miedo y a conocer a nuevas amistades.